Esta es otra de las tantas batallas que fueron realizadas por BlogHogwarts, y la ganadora me gustó mucho, aunque no sea mía (y aunque ni siquiera haya participado). Espero que la disfruten tanto como yo

—–

El anciano mago caminaba tranquilamente por la orilla del bosque prohibido en los terrenos del castillo al cual servia desde hace tanto años como guía incondicional.

La noche estaba tranquila, mas tranquila de lo normal, no se escuchaba un alma el todo el castillo, ni en sus terrenos, esto tal vez se debía a la ausencia de los estudiantes por las vacaciones de verano, pero aun tomando en cuenta este aspecto el castillo estaba muy silencioso, era un silencio espectral.

Mientras tanto Dumbledore pensaba en donde podrían estar los horrocruxes faltantes, de repente un fuerte viento q provenía del bosque prohibido azoto los árboles y del bosque salio volando una figura vestida con una gran túnica negra, su rostro era extremadamente parecido al de una serpiente con sus rojos ojos cuya pupila era vertical y su nariz casi inexistente que en vez de tener orificios, parecía tener dos hendijas q se abrían y cerraban como los de una serpiente para poder respirar.

Lee el resto de esta entrada »

Si alguien hubiese estado allí, junto a él, no podría haber notado jamás desesperación o duda en aquel mago. El sujeto de larga cabellera rojiza -la cual empezaba a presentar leves hilos de plata- estaba sentado apaciblemente en su despacho, iluminado y contenido por la luz y el calor proveniente de las llamas que ardían en la pequeña chimenea. Sin embargo, el profesor de transformaciones se revolvía en pensamientos.

Jamás había tenido el autoestima tan bajo. Se culpaba por todo lo que estaba sucediendo en el mundo mágico en ese momento, y en parte tenía razón. Toda la comunidad de magos y brujas -incluso él- sabía que era el único capaz de detener el avance del temido Gellert Grindelwald, pero no se atrevía a hacerlo. No era miedo, era incertidumbre. Sabía que Grindelwald poseía grandes poderes mágicos, pero también que no sería un gran desafío para él, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, derrotarlo. Al menos, no en circunstancias normales.

Aquel joven hombre -nadie se hubiese atrevido a calificarlo como “anciano” a pesar estar rondando los setenta años, especialmente en el mundo mágico donde las personas son más longevas que los muggles- colocó su varita en un costado de su cabeza y extrajo un extraño líquido que vertió en un viejo recipiente, una preciada posesión de él desde hacía ya tiempo. Esperó unos momentos a que el líquido se adecuara al pensadero y luego se acerco lentamente.

Lee el resto de esta entrada »